martes, 24 de diciembre de 2013

Sobre la teoría de la relatividad especial y general


Un día, un demonio le advirtió sobre la maldición que pesaba sobre él.

- Ser humano, estás maldito, y esta es tu maldición, deberás elegir una única persona con la que podrás compartir el tiempo, pues todo el mundo muere, y así lo hará el resto de la gente que conoces.- ¿Morirán todos mis seres queridos menos la persona que yo elija?
- Menos quien elijas, marcharán de este mundo.
- ¿Cuándo?
- Para ti lo desconozco, para mi en un segundo.

Y así fue. Eligió. Y murieron. Nada ni nadie pudo impedirlo. Todas las personas que conocía fallecieron, todas.
No quedó ninguno con vida. Nada quedó salvo polvo, pues doscientos años habían pasado desde aquella conversación, y no es mas que polvo lo que queda de nosotros cuando pasa tanto tiempo.Sin embargo eligió bien, pues cada minuto, cada segundo, cada momento con ella fue eterno.



El tiempo es relativo, al igual que la felicidad e incluso la vida.
He aprendido que no se debe vivir con miedo de que algo termine, si no con alegría de que exista y suceda.
Todos tenemos nuestras obligaciones y tareas, pero dedícale, cada día, un poco de tiempo a aquello que realmente quieres. Pues es esto, el tiempo, lo único que tenemos. Y lo que no se da, se pierde, así que da tu tiempo, aunque sea a ti mismo.
Vive plenamente o inténtalo pero, cuando seas feliz, cuando sonrías de corazón, cuando un beso se apodere de tus sentimientos, una melodía rompa tus esquemas o una historia atraviese tus sentidos, aprecia esos segundos que son eternos, esos instantes de felicidad real que nos elevan, rompen la finitud de este mundo y nos proyectan sobre el plano de lo eterno, pues es ahí donde reside la inmortalidad.

Si alguna vez se te ha puesto la piel de gallina con alguien, o escuchando una canción, o leyendo... sabes a lo que me refiero.